
Se trata de diseñar espacios que son saludables para las personas evitando, en la medida de lo posible, la utilización de materiales y productos tóxicos además de realizar una edificación sostenible y ecológica que pueda tener un bajo impacto en el medio ambiente.
Una edificación construida con parámetros de bioconstrucción puede disponer de los mismos adelantos que una convencional.
La revolución industrial y los avances tecnológicos han desarrollado productos de construcción que nos permiten construir “TODO”, por ejemplo, una casa de cristal en el desierto con una temperatura agradable en su interior. La cuestión es si esto es lo más adecuado para ese entorno desde un punto de vista energético, económico, social y ambiental.
Desde hace más de 50 años que se han desarrollado nuevos productos de construcción que hoy sabemos que tienen una influencia directa en la salud de las personas, y en muchos casos están relacionadas con la aparición de nuevas enfermedades medioambientales, como sensibilidad química múltiple, fatiga crónica, lipoatrofia semicircular, electrosensibilidad...
La mala construcción tiene una influencia directa en la salud de las personas, por eso existe una relación muy importante entre la arquitectura y la salud.